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El amor morirá sólo si nosotros queremos que muera...

viernes, 14 de junio de 2013

Capítulo VI

Nathiel es un buen nombre.


-¿Qué? ¿Qué no has cogido a la chica?

-¡Kyo Kaghura y ese rubiales tintado, venían!—Ian está muy enfadado. No puede creer que un demonio menor, le esté echando la bronca.

-¿Sabes cómo se va a poner Kinar cuándo le digas la maravillosa noticia? –Ian endereza la espalada. Kinar es una diablesa muy poderosa, de una casta superior a la suya, es decir, una señora del averno.

-Ya lo sé… ¿Pero qué querías que hiciera? No tenía la mínima posibilidad, por mucho que me cueste reconocerlo.

-¿Por qué? Kyo y Demian nunca han sido un problema para ti. ¿Por qué lo iban a ser ahora?

-¡No son ellos los que me preocupan! Es esa chica.

-¿La rubita? ¿La Reencarnación de Caín?

-Sí… --Ian baja la voz. Se había quedado muy sorprendido al ver la mirada de odio y poder que había reflejado la chica. Su espada le da poder. Mucho poder.

Las difuminadas imágenes de recuerdos que anteriormente habían pasado por su mente, cuando luchó con la chica, vuelven. Le duele la cabeza, así que se lleva una mano sujetándola con fuerza. Ian quiere acordarse de su pasado, quiere saber si en realidad su nombre es ese, quiere saber quién es su familia, quiere poder recordar. Y durante una milésima de segundo, había recordado. ¿Cuándo? Cuando estaba luchando con esa chica. Tal vez sólo hayan sido imaginaciones de su cabeza, por la confusión de la batalla, pero no sólo había recordado si no que había sentido algo. Algo parecido a la añoranza. Y justamente para comprobar si sólo ha sido una imaginación, quiere volver a verla. También sabe que Kinar, se va a enfadar mucho, le va a tortura hasta que se canse y le va a volver a enviar en busca de la Reencarnación de Caín.

-¿Por qué? Si solo es una criaja.

-Tengo su misma edad, idiota.

-Perdón, señor. –hace una pequeña reverencia burlona.

-Cállate, imbécil.

-Venga, dejando aparte la broma. ¿Por qué le tienes tanto miedo? – A Ian le da un vuelco el corazón. 
Miedo. Miedo. Ha sentido mucho miedo. Hace tiempo…pero no lo recuerda. Quiere recordar. Y necesita comprobar si estando cerca de esa chica, recuerda algo.

-Porque su espada es muy poderosa.

-¿Solamente eso? ¡Pero Ian, tú y tú espada, seguro que sois mucho más poderosos!

-Eso es del todo ver…

-¡¿Dónde está ese traidor?! –oh, oh. A Ian se le cae el alma (si es que tiene) a los pies. Kinar ya ha llegado.
-¿Te refieres a mí? –Ian adopta una posición de aburrimiento y pone cara de pena, intentando disimular el terror que siente.

-¡Sí, tú! ¿Se puede saber qué tienes en esa bonita cabecita tuya? –se acerca a Ian y le golpea fuertemente haciéndole sangrar por la nariz. –Claramente te ordené que trajeras a la chica. ¿Tan difícil es de entender?
-No. Le ruego que me pida perdón. –el chico se levanta y hace una reverencia delante de la mujer de pelo claro, ojos oscuros y sonrisa diabólica, que es recibida con una patada.

-Eso no me basta. Vuelve a ir. Tráemela.

-De acuerdo mi señora.

-Así me gusta. Te lo perdono porque hoy estoy de muy buen humor.

-Gracias mi señora. –vuelve a hacer una reverencia, satisfecho. Ha pasado justamente lo que él pensaba, y encima no le ha torturado. Está claro que hoy su día de suerte.

 
                                                     OOO

Entro en la habitación del hospital en la cual me han indicado que está mi hermano. Ha costado bastante convencer a Kyo de que mi hermano no es ningún demonio disfrazado y que voy a estar bien. Claro, que a él, Demian y Cassandra que parece estar de un humor de perros, no les han dejado pasar, porque ni siquiera son conocidos de Leo. Suspiro y observo la gran figura que ocupa la cama. Lleva el pelo igual de revuelto que siempre, sus ojos se mantienen cerrados y su respiración es lenta. Sin querer se me inundan los ojos de lágrimas.

Mierda. Me he prometido a mí misma que nada de lágrimas. Me agarro el labio tembloroso entre los dientes y reprimo la sensación de tristeza que se expande por mí pecho. Con paso sigiloso llego a su lado y agarro su mano. Oh, Leo.  Si supieras todo lo que ha pasado, pensarías que estoy loca. Cuanto he echado de menos la familiaridad de su rostro, su calidez, su tacto. Literalmente me abalanzo sobre él y lo envuelvo entre mis brazos. Comienzo a llorar y en susurros le cuento los acontecimientos que han ido sucediendo desde que me fui de casa.

-Y…y ellos son muy agradables conmigo, me cuidan, me dan un hogar, me protegen. Incluso Kyo se preocupa de mí. ¿Sabes? Creo que lo único que le pasa, es que nunca ha recibido demasiado cariño, ya sabes, por el rollo de la maldición. Porque yo sé que en el fondo, él es un buen chico que se preocupa de su mejor amigo y su hermana. Luego como ya he mencionado a lo largo de la historia, está Cassandra que es la hermana de Kyo. Es una chica muy guapa, aunque siempre es muy fría conmigo. Hay veces que me da la impresión de querer acercarse a mí, de querer ser mi amiga y otras veces simplemente me grita o se enfada conmigo.

<<Los hermanos Kaghura son un completo misterio para mí, la verdad. Y para finalizar está Demian. Es un chico muy guapo y que me recuerda a ti en muchas ocasiones. Es dulce y agradable. Y de momento creo que…

-Deben ser buena gente. –mis ojos se abren desmesuradamente al darme cuenta que esa voz ha salido de Leo.

Bajo la mirada lentamente y veo que sus ojos alegres me recorren de arriba abajo con una sonrisa.

-¡LEO! –grito de tal manera que es posible que se hayan enterado en toda Madrid. Él suelta una risita y me abraza fuertemente.

Rápidamente cojo el móvil y mando un SMS a mí madre y otro a mí padre justo a la vez en que la puerta se abre y entra un Kyo sudoroso y con el temor en el rostro.

-¿Se puede saber por qué has gritado de tal manera?

-Porque mi hermano se ha despertado, idiota.

-¿Idiota? ¿Ya estamos, rubita? Te voy a…

-Tú debes de ser Kyo, el chico idiota pero de buen corazón. –Kyo abre los ojos desmesuradamente mientras que yo agacho la cabeza, sonrojada.

-¿Así que en el fondo, rubita, me amas?

-¡No digas tonterías! Kyo, idiota.

-Rebecca. ¿Puedo violarte?

-¡¿Qué?! ¡Hoy estás más idiota de lo normal! –Leo suelta una gran carcajada y los dos le miramos encolerizados.

-Sois graciosos.

-Pero cuando se pasan el tiempo así, son insoportables. –Demian aparece en la puerta de la habitación seguido de una Cassandra indiferente.

-Me lo imagino, Demian. –Dem mira a mi hermano también sorprendido.

-Le he hablado de vosotros.

-¡Oh, espero que cosas buenas! –Cassandra se muestra irónica.

-Leo…será mejor que me vaya, no quiero encontrarme con mamá y papá. –él, agarra mi mano.

-Enana, prométeme una cosa.

-Sea lo que sea promételo ya, tenemos que hacer cosas. –Demian le pega un codazo a Kyo, que entiende la situación y se aparta un poco.

-Dime.

-Prométeme que no dejarás que te pase nada malo. Por favor. Aunque no nos una la sangre, si nos une un sentimiento.

-Leo, si has oído toda la historia sabrás que soy inmortal.

-Lo sé, pero todo superhéroe tiene un defecto. No dejes que lo encuentren. ¿Lo prometes?

-Lo prometo. —y no puedo evitar sonreír. Leo, siempre tan protector. Una lágrima se me escapa.

-No llores, enana. –no soy capaz de hacer esto. Aprieto su mano mientras más lágrimas se deslizan por mis mejillas. Le suelto y me voy corriendo, evitando los brazos de Demian, evitando los gritos de Kyo sobre algo de demonios, evitando los comentarios ya no tan indiferentes de Cassandra.
Nunca he querido esto. Maldigo el día en el que nací. Corro por los pasillos, buscando desesperada la salida y cuando estoy cruzando la salida, reconozco dos figuras que conozco muy bien. Mis padres. O mejor dicho mis padres adoptivos.

-¡REBECCA! –pero mi subconsciente me obliga a seguir corriendo. Porque él y yo, sabemos perfectamente que no tengo las suficientes fuerzas como para soportar eso.

Sigo corriendo, corriendo y corriendo. Las lágrimas hace tiempo que han parado de salir y solo queda rabia dentro de mí. Ah, quiero morirme. No quiero vivir con esto. Suspiro y paro de correr. Miro a mí alrededor y me encuentro en un pequeño bosque a las afueras de la ciudad. Me apoyo contra un árbol y respiro profundamente. Ojalá pudiera ser una persona normal, sin marcas, ni tonterías. Sólo yo, encontrando el amor, estudiando una carrera, casarme, tener un hijo… ¿Por qué? La rabia me envuelve como nunca antes me ha envuelto y sin previo aviso empiezo a darle puñetazos al árbol. La piel de los nudillos, se rasga y pequeños ríos de sangre se deslizan por mis manos, el sudor chorrea por mi espalda, y mi mente queda en blanco. Ni si quiera siento el dolor. Lo único que siento es como se desgarra mi piel, mi corazón, mi alma.

-¡NO QUIERO ESTO!

-¿El qué? –me giro rápidamente y me encuentro en frente de Ian.

Me siento desfallecer. “Es un demonio dominante” recuerda mi subconsciente sonriendo diabólicamente. Mierda. Mierda.

-Esto…todo…--murmuro confusa. Me mira extrañado y se acerca a mí, poco a poco, mientras que a la misma vez yo me alejo.

-¿Qué es todo? ¿Rebecca? Ése es tu nombre. ¿No?

-Sí, lo es.

-Pues Rebecca, no deberías quejarte de ser inmortal. Deberías de dar gracias.

-¿Gracias? ¿Gracias por ver morir a toda la gente que quiero? ¿Gracias por no poder amar alguien ya que le veré morir?

-¡Eres una estúpida! Tienes mucha suerte. ¿No te das cuenta de lo mucho que puedes aprender? ¿De lo mucho que puedes cambiar? No tienes ni idea del comportamiento tan inmaduro que estás  teniendo, y eso es lo más inmaduro que puedes hacer.  --¿un puñetero demonio dominante me está hablando de inmadurez?
-¡Tú eres igual de inmaduro que yo! –y no puedo evitar soltar mi puño, que golpea su rostro.

Cuando siento su mirada asesina sobre mí me doy cuenta de lo que acabo de hacer. Ay, Dios mío. Me va a matar. Me agarra del cuello y me levanta del suelo. Siento el oxígeno dejando  de circular por mis venas, pero aún así, sigo viva, intentando escapar de las garras de este endiablado demonio.

-Necesitas sufrir un poco de dolor. –y me deja caer al suelo haciendo que mi pie se doble de tal modo hasta que se oye un desagradable y doloroso “crack”. Rápidamente mi Marca funciona contra él, pero asombrosamente evita el efecto de mi maldición soltando una risa seca.

-Eso conmigo no funciona boni…--su expresión se vuelve confusa y recorre mi rostro con ansia. –Tú… tú me devuelves mis recuerdos.

-¿Tus recuerdos? ¿No recuerdas nada de ti mismo? –él niega con la cabeza y se deja caer a mi lado. La verdad es que para ser un demonio tan poderoso parece bastante bueno. Coge mi pie con delicadeza y hace diferentes movimientos para comprobar si el hueso está roto, cosa que dudo mucho, la verdad.

-Ni si quiera si mi verdadero nombre es Ian. –suspira. –Hace mucho tiempo cuando nací yo, mi madre, una gran diablesa, murió. Y yo quedé bajo el cargo de mi padre que me educó para ser quien soy ahora. Pero a él lo mataron. Otros demonios. Nunca supe el motivo, pero como yo fui el único testigo de ese complot, decidieron borrar mis recuerdos, cosa que incluía mi nombre, mi lugar de nacimiento, mi familia…y nunca he vuelto a recordar a partir de ese día, hasta…hasta que luché contra ti. No sé el porqué.

-Nathiel es un buen nombre.

-¿Qué? ¿Has escuchado algo de lo que te he dicho?

-¡Por supuesto! Y como motivo de eso, he dicho lo de Nathiel.

-No te entiendo.

-Quiero decir que no sabes cómo te llamas así que como Ian no es un nombre que me guste demasiado, me gustaría llamarte Nathiel.

-¿Nathiel? ¿Por qué ese nombre?

-Porque me gusta. Y si te llamas con un nombre que me gusta, cada vez que te llame por ese nombre, me recordaré a mí misma, que eres alguien que me gusta, que eres alguien “bueno”. –suelta una gran carcajada, y apoya una mano sobre mí hombro.

-¡Eres la primera persona que me llama bueno!

-Para ser un demonio tan temido, eres simpático.

-Si de verdad me conocieras…

-Perdón, pero tú tampoco te conoces. Y ya sabes lo que dicen: una persona es como es por su pasado.-- Me mira realmente sorprendido, retira la mano y se levanta.

-¿A dónde vas?

-A donde a mí me dé la gana.


-Vale, adiós Nathiel. –se gira un único momento y sonríe.

2 comentarios:

  1. Como siempre genial. Por casi me pongo a llorar en la parte que leo despierta. Escribes genial y haces que lo que escribes sea real, poder sentir todo lo que los personajes sienten como si fueras tu misma. Ya espero al siguiente capitulo ansiosa.
    Un saludo ^^

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    1. ADGHASDGHAFGSHDGSHGSDFGSHDGDFKA *-* eres increíble.
      Muchísimas gracias, me encanta oír esas cosas. Me gusta que lo que escribo se sienta real, porque yo pongo toda mi alma en ello y que vosotros podáis sentirlo es algo... mágico.
      Muchísimas gracias otra vez.
      Un saludo :)

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