Vida errante, es la que me espera.
Suelta una gran
carcajada.
-Me lo imaginaba. —nos
quedamos en silencio mientras el cielo se encapota y empieza a chispear.
-Odio la lluvia. —murmuro
distraída, y como si la Marca lo hubiera oído, brilla con fuerza, cegándome.
Alaric se gira y mira mi antebrazo boquiabierto.
-¿Qu-qué pasa?—la luz
asciende como un rayo hacia el cielo y estalla contra las nubes, provocando que
las gotas de agua caigan con más fuerza durante una milésima de segundo, para
desaparecer al instante.
Dejando el cielo despejado. --¿Qué acaba de
pasar, Rebecca?
Le miro extrañada. No tengo
la menor idea. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué a mí? Ag. Se supone que la Marca
me protege, no cumple todos mis deseos… ¿verdad?
-No lo sé. —exhala.
-Así que lo del chat era
verdad…
“¿Cómo?”
-¿Cómo? ¿Me estás
diciendo que no me creíste? ¿Me estás diciendo que has venido aquí solamente
por aburrimiento?
-Por aburrimiento no, por
trabajo. La empresa para la que trabajo tiene un proyecto en ésta ciudad y me
pareció entretenido conocer a alguien de aquí. –ante su sorpresa y la mía, le
pego un puñetazo en la cara, partiéndole el labio.
-Todo esto es muy
importante para mí. No tenías que ser tan capullo. ¿Me has dicho la verdad en
algo? ¿O todo era mentira?
-¡No, claro que no! Todo
lo que te he dicho, es verdad. Ya me he licenciado en Bellas Artes y trabajo…
-No me refiero a eso.
–guardo silencio, mientras los ojos me arden. No puedo llorar, no voy a volver
a llorar. Tengo que aguantar. Cojo mucho aire, y lo suelto poco a poco,
relajándome. –Me refiero a lo de cosas…eh…paranormales. —me mira como si me hubiera
vuelto loca y sonríe de medio lado.
-Nena, me interesan esas
cosas, pero como ya he mencionado no he venido aquí por eso. –por primera vez,
la sensación de estar muy decepcionada me recorre y tengo que morderme el labio
para evitar las lágrimas. Creía tener a alguien que me podía ayudar…que ilusa
he sido. Suspiro con cansancio.
-Lo entiendo, esperabas a
una tía para llevarte a la cama, pues bien, siento decepcionarte, pero yo soy
bastante rara, no me gusta todo ese rollo de…--se me quiebra la voz y rompo a
llorar.
Levanto la vista y veo
como Alaric escribe algo en un pequeño papel, mientras me lo tiende. Me froto
los ojos, odiándome por llorar delante de un desconocido. Lo acepto de mala
gana y se aleja de mí. Y como si su
presencia me estuviera dando energías, cuando se va, caigo al suelo y me mojo.
Pero me da igual. Lo único que quiero es tumbarme en la cama y llorar. Cosa que
me encantaría pero que no me voy a permitir hacer. Bajo la mirada al papel y
leo.
Ve a ver a mi amigo, es especialista en todas éstas
movidas. Vive en la Plaza Ángel, espero que te sirva de ayuda. Lo siento. Si
necesitas algo, éste es mi número: 675348721. Un beso, Rebecca, ha sido un
placer conocerte.
Rápidamente observo a mí
alrededor con la esperanza de divisarle aún por los alrededores. Me levanto y
con el papel en la mano, empiezo a correr por el parque. Mis pies se llenan de
barro, el vestido poco a poco se destroza por los roces de los setos y el pelo
cae sobre mis ojos, impidiéndome la visión. Al final cuando comprendo que ya no
le volveré a ver, a no ser que le llame, me lleno de rabia hacía mí misma.
-Soy estúpida, joder. —ya
cansada de tantas emociones me levanto y salgo del Parque del Retiro.
…
-¡Ya estoy en
casa!—exclamo nada más cruzar el umbral de la casa.
-Ya era hora…--mi madre,
interrumpe lo que seguramente es un intenso sermón, al ver mi desastroso
aspecto.-- ¿Qué te ha pasado Rebecca?
-Nada mamá, nada que te
haga falta saber.
-Pero…
-Lo único que quiero es
ducharme y dormir. ¿Puedes darme la charla en otro momento? –la dejo sin habla.
-Sí…sí estás tan cansada.
-Gracias. —suspiro.
Mi
madre estaba muy rara. ¿Qué le pasa hoy a todo el mundo? Dios. Seguramente me
he levantado con el pie izquierdo. Me meto en la ducha y pienso en todo lo que
me ha pasado hoy. Me levanto a la madrugada con una Marca pintada en el
brazo…un momento. Pongo el antebrazo delante de mis ojos y veo que la Marca ha
cambiado de forma. Ya sabía yo que notaba algo diferente. Sí… Me siento
furiosa. Muy furiosa. ¿Por qué?
1- Sin contar con mi permiso,
un ángel que dice ser mi padre, me tatúa una Marca muy, muy, muy, muy antigua
que me protege de todo.
2- Mi mejor amigo se
empeña en no creerse mis excusas (excusas que uso para protegerle de toda esta
mierda).
3- El estúpido traidor
que conocí en un chat de frikis resulta que solo ha venido por trabajo y
no por ayudarme.
4-Después de la emoción
del momento, y de las lágrimas, finalmente Alaric me da la dirección, de
alguien que puede ayudarme.
5- Mi madre pretende
echarme un sermón sobre la hora de llegada, le debato un poco y me deja ir.
Conclusión: ¿Estamos
todos locos o qué? Esto no es nada normal. Y va a quedar muy de novela
pero…ahora me doy cuenta de lo mucho que puede cambiar la vida en tan sólo un
instante.
Salgo de la ducha, voy a
mi habitación y me visto con una camiseta de manga corta, muy ancha, que
pertenecía a mi hermano. Me recojo el aún húmedo cabello en una cola de caballo
y me dejo caer en la cama. Aún curiosa,
levanto el brazo y observo la Marca. Antes
tenía forma de espiral y ahora… ahora parece un Sol rodeado de
estrellas. Qué cosa más extraña. Como un resorte me levanto y me asomo a la
ventana. Dirijo mi mirada al cielo y exclamo:
-¡No sé qué te habré
hecho Dios, pero tú y yo acabaremos por llevarnos mal! –obviamente la gente que
pasea por la calle me mira y se ríe, pero a mí me da igual.
Estoy perdiendo la
paciencia. O alguien me explica que está pasándome o creo que me voy a volver
loca. “¿Más?” murmura malicioso mi subconsciente. Sonrío desdeñosa. Estúpida
yo. Llaman a la puerta.
-Seas quien seas, fuera
de aquí.
-Soy tu perfectísimo
hermano, Leo.
-Oh, por ser tú, corro el
cerrojo.
-¡No, espera! Tenemos que
hablar, muy seriamente, enana. --¿enana? Hace como ocho años que no me llama
así. Algo pasa.
-Está bien, pasa. –digo
alargando la a.
Mi hermano entra. No
lleva camiseta así que sus trabajados abdominales se ven a simple vista, el
pelo rojo cobrizo le cae mojado sobre los ojos y los pantalones de pijama le
quedan holgados, dándole así un aire muy sexy y excitante para cualquier chica,
menos para mí.
-Eh, enana. —me mira muy
serio mientras se sienta a mí lado en la cama. Me empiezo a asustar. Leo nunca
ha mostrado esa expresión tan seria. El corazón se me encoge.
-¿Qué pasa? Me estás
asustando. Si se trata de una broma…--pone su mano sobre la mía.
-Rebecca, esto es muy
serio. Escúchame atentamente. ¿De acuerdo?
-De-de acuerdo.
-Bien…—coge aire--…Rebecca,
eres adoptada.
-¿Qué? –mi cerebro se
paraliza, mi corazón deja de latir por unos instantes y las lágrimas se
acumulan.
-Rebecca, has de
comprender, has de escuchar.
-¡No quiero escuchar
nada, fuera de aquí! –Leo no se mueve. --¡He dicho que te vayas!
Al final mi supuesto
hermano reacciona y sale cabizbajo. ¿De qué va todo esto? Siento mis ojos
arder, deseando soltar amargas lágrimas pero no voy a llorar, voy a ser fuerte,
voy a aguantar todo lo que venga, porque al fin y al cabo al despertar de ese
sueño, supe que mi vida no podría volver a ser normal. No con una Marca que me
protege, no sabiendo que mi familia no es mi familia de verdad. Cojo mucho
aire, y una chaqueta. Me quito rápidamente la camiseta de mi ‘hermano’, me
pongo una de tirantes, ajustada, con gran escote rosa, unos shorts y unas deportivas.
Abro mi armario y saco una mochila de viaje, meto lo necesario y por último
cojo el móvil. Marco el número.
-¿Hola?
-¿Eric?
-¡Ah, hola Rebecca! ¿Qué
necesitas?
-Pues me gustaría saber…si
puedo pasar unos días en tu apartamento. Me han dicho que soy adoptada y como
también vives con Gabriel, pues…
-¿Adoptada? Quiero decir,
genial, te esperamos y luego nos cuentas todo con tranquilidad. ¿Vale? –su tono
de voz cariñoso hace que sienta aún más ganas de llorar. Silencio. --¿Estás
bien, Becca?
-Sí, no te preocupes y
gracias.
-No hay de qué. —cuelgo.
Miro a mí alrededor.
Adiós habitación, adiós casa, adiós antigua Rebecca. Salgo, paso lo más
sigilosa que puedo, dejo una nota para Leo en la que pone:
Gracias por haberme dicho la verdad. Necesito
tiempo. Estaré bien. Espero que todo te vaya bien, para mí siempre fuiste mi
hermano.
Rebecca, tu “hermana” que siempre te querrá.
Y salgo sin hacer ruido. Supongo que tengo que acostumbrarme a
eso de vivir una vida sin rumbo. Una vida, errante.
sigue sigue sigue sigue!!!!!! I love it!
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